
En 1727 el conde de Aranda, que poseía los privilegios de la época, fundó una fábrica en L´Alcora (Castellón): la Real Fábrica de Loza Fina y Porcelana. Las dimensiones de la misma y su volumen de producción precisaron un gran número de trabajadores y, sobre todo, suministradores de materia prima y maquinaria en la zona.
El proyecto desarrollado por parte de nuestro equipo de didáctica, forma parte de un vasto proyecto pedagógico sobre la recuperación de la Real Fábrica de l’Alcora y su territorio que engloba una serie de actividades de distinta índole enfocadas a la difusión patrimonial. A partir de la creación cultural, se acerca y transmite, en este caso a los más pequeños, la historia de la Real Fábrica y la importancia del territorio en el que se ubica, donde alcanzó éxito durante siglos.

Como hemos contado en otras ocasiones, la didáctica patrimonial es el medio que utiliza nuestro equipo para generar lecturas que aproximen a la ciudadanía al patrimonio haciéndolo más cercano y accesible para todos.
En este caso se diseñaron dos proyectos didácticos para escolares del municipio de L’Alcora.
Por una parte, un taller de molinos hidráulicos, ya que en el caso de la comarca del Alcalatén, esos molinos funcionaban en su mayoría para la producción de la Real Fábrica. La molienda de óxidos de cromo, hierro, cobalto entre otros metales de transición para producir pigmentos para el esmaltado de los productos cerámicos, creó una potente red de molinos hidráulicos en la zona relacionada directamente a la producción industrial.

En el taller, los escolares construyen su propio molino, poniendo especial énfasis en la comprensión del mecanismo del mismo, la fuerza motora, la materia prima y en la relevancia de la tipología arquitectónica tradicional en la zona.


La otra propuesta consistió en la reelaboración del recurso (ya desarrollado a medida con éxito en múltiples poblaciones, ver “Dioramas”) basado en el paisaje cultural de la localidad de L´Alcora. Relacionamos los entornos naturales, rurales, urbanos y periurbanos, tanto los emblemáticos como los ordinarios, y todas sus interconexiones (Convención Europea del Paisaje). Identificando el patrimonio más relevante de su entorno, desde el castillo hasta los hornos de la Real Fábrica, pasando por el lavadero o la chimenea industrial, los participantes construyeron su propio paisaje cultural.

Todos los talleres se llevaron a cabo respetando las medidas sociosanitarias derivadas de la COVID 19. PAra ello, se prepararon kits individuales para cada una de las personas asistentes, entre otras medidas.
Desde aquí queremos agradecer el ejemplar comportamiento de todas las personas que nos acompañaron a lo largo de los tres meses que duró el proyecto. ¡Gracias, de corazón!