El jardín del antiguo convento de San José y Santa Teresa ha tenido una vida muy larga. Durante más de 4 siglos ha sido testigo de la historia de Valencia. De una manera silenciosa, como la propia orden conventual a la que perteneció, ha ido creciendo tras los austeros muros del Paseo de la Petxina.
Como dictan las características de la Orden de las Carmelitas, su vida y trabajo han transcurrido discretas, por tanto, de lo que en un jardín se cultivó, creció y evolucionó, poco se sabe a ciencia cierta. Pero gracias a investigaciones podemos esbozar parte de lo que allí ocurrió, cómo se vivió el jardín del antiguo convento, cuáles eran los espacios más importantes y qué especies arbóreas crecieron en dicho jardín.
Esa historia desconocida de su legado hortofrutícola unida a la percepción patrimonial del espacio, es el punto de partida al proyecto cultural en torno al jardín que coordinamos en la primavera/verano de 2019.
A lo largo de tres fines de semana se trabajó con un grupo de jóvenes del barrio, desde el reconocimiento del espacio a través de documentos antiguos hasta el diseño de un nuevo espacio de producción vegetal bajo los principios de la permacultura. Este proyecto es uno de los impulsados por Convent Carmen dentro de su programación de reactivación e implicación de la ciudadanía, en este caso en particular enfocado a la infancia y juventud, ya que el jardín se convertiría en un hervidero de actividades educativas donde cada participante encontró su propio aprendizaje sobre la educación ambiental y la historia menos conocida de la ciudad de Valencia.
Este tipo de actividades tienen un impacto real en la vida de los participantes así como en cuanto a la motivación futura de las rutinas en la alimentación y relación con el medio ambiente, además, contribuyen a fomentar el respeto medioambiental y a valorar e incorporar el patrimonio histórico inmaterial en la práctica educativa.
Por otra parte, se introdujeron oficios tradicionales que igualmente pudieron ser practicados tras los muros del convento de manera rutinaria, como el el tintado de telas o muros. Por ello, se hizo una aproximación a través de la cultura actual del grafiti, conocido hoy día en nuestras calles (versión actual de la antigua técnica antigua de decoración de los muros). Se presentaron las materias primas que posteriormente se emplearían para decorar la instalación cal, pigmentos derivados de la tierra, vegetales o minerales, y se trabajó con la tradición de la pintura al fresco, elaborando nuestros propios colores: realización de frescos sobre capa de mortero de cal con tintes naturales creados por los propios alumnos en jornadas previas.
Por todos los motivos/objetivos expuestos anteriormente, el Proyecto Jardín del antiguo convento formó parte de la programación de las Jornadas Europeas del Patrimonio 2019. Además se elaboró el material pedagógico específico para cada una de las sesiones y se contó con la colaboración de profesionales de sector que apoyaron alguna de las sesiones específicas.