La comarca del Rincón de Ademuz es un territorio muy montañoso y aislado por su difícil acceso por carretera. Este aislamiento histórico ha permitido la preservación de su propio patrimonio, así como de sus costumbres, tradiciones ancestrales y forma de vida, directamente ligada a la agricultura y la ganadería, y que han desaparecido en el resto de provincias. Sin embargo, la continuidad de estas actividades ha permitido a su vez la preservación de los elementos necesarios para estas prácticas: terrazas de cultivo, refugios de pastores y recintos, todos hechos de piedra seca.
Existe una concentración asombrosa de estas construcciones, algo más de cien barracas en una sola localidad.
Los refugios de pastores, o barracas, son pequeñas construcciones realizadas mediante técnicas de muros macizos, de espesor variable en función de la superficie ocupada y la altura, cubiertos por una bóveda o cúpula de piedras dispuestas en voladizo, protegidas a su vez por una gruesa capa de tierra. Sin embargo encontramos varios ejemplos de tamaño muy grande, algunos de los cuales pueden alcanzar superficies cercanas a los 80m².

La barraca grande es de planta rectangular (14,3 x 6 m) de tal manera que el interior posee un volumen generoso permitiendo entrar con varios caballos o burros. Está construida con piedras del subsuelo natural del terreno, procedentes de la limpieza de la parcela para cultivarla. La cubierta esté hecha también de piedra seca, con la técnica de falsa vuelta, que se caracteriza por el hecho que cada hilada toma como soporte la anterior hasta que se cierra el espacio. El acabado final es de cubierta vegetal, la cual se encontraba muy lavada y con grandes pérdidas de material.
El ayuntamiento de Casas Bajas, consciente del carácter excepcional de este conjunto único por su conservación y alcance, nos encargó la restauración de su construcción más sobresaliente: la barraca grande. Lo que le confiere su carácter excepcional es su tamaño. En el interior en volumen.

Por tanto, se ha procedido a la restauración de su cubierta, por lo cual esta se encuentra en buen estado. En el interior la bóveda ha sufrido deterioros debido al humo de fuegos hechos por los visitantes, y sobre encontramos varios graffiti en las paredes y la bóveda.
Regeneramos parte de la cubierta vegetal, limpieza de interiores eliminando graffitis y las manchas de humo. El suelo se mantiene de tierra batida, dado que es conveniente dejarle su aspecto original.
En el exterior se reponen las piedras que cayeron del muro delimitador ya que la actuación pone en valor y adecua tanto la edificación como sus alrededores.


Los conocimientos y técnicas del arte de construir muros en piedra seca fue inscrito en 2018 en la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO