En el centro del Puig de Santa María, junto al Monasterio, se encuentra una chimenea de ladrillo que llama la atención por su esbelta silueta, pero sobre todo por presentar un importante desplome en su parte superior. La chimenea industrial de “La Conserveta” es el último testimonio de la presencia de esta antigua fábrica. Actualmente aislada en medio de una plaza, se encuentra a la merced de los fuertes vientos, y se su estado necesitaba una intervención de consolidación y restauración. Si el desplome de su parte superior es sin duda el rasgo más identificativo y llamativo de esta construcción, no constituye por sí mismo un riesgo para su estabilidad.
Por lo contrario, las numerosas grietas, la disgregación de la coronación, el deterioro del enlucido interior, o la presencia masiva de hongos y líquenes, eran muy perjudiciales para su conservación, por lo que se requería una intervención completa y cuidadosa.
Para llevarla a cabo se decidió acometer una restauración siguiendo el criterio de la mínima intervención, respeto al máximo los elementos originales.
En primer lugar, la actuación se ha centrado en los aspectos estructurales, utilizando sistemas que respeten el comportamiento original. En segundo lugar, se ha realizado una limpieza y protección de toda su superficie. Por último, se han instalado un cierre (para evitar el acceso al interior de la misma) y un sistema de iluminación.
Se ha podido observar que la chimenea se encontraba en buenas condiciones estructurales generales, con un mortero y unos ladrillos de calidad. Sufría principalmente de la presencia de grietas que la debilitaban en zonas muy concretas. Para su consolidación se ha intervenido en principalmente en estas fisuras existentes, devolviendo así a la estructura su cohesión y resistencia original. Se ha sustituido incluso el enlucido interior del tramo superior del conducto, dado que estaba totalmente disgregado. De este modo, toda la chimenea ha podido recuperar su comportamiento estático de origen.
La limpieza de los agentes bióticos (principalmente hongos y líquenes) se ha realizado a mano por parte de técnicos restauradores, lo que ha permitido una actuación controlado y así mantener la pátina adquirida con el tiempo y el uso. Con esta misma voluntad de memoria, se ha optado por conservar la pintura blanca del tramo inferior, último testimonio de la fábrica que la rodeaba, y donde todavía podemos ver las huellas de una escalera, de un forjado y del tejado.
Para garantizar la seguridad, era necesario impedir el acceso al interior de la chimenea. Así, se han colocado unos elementos de cierre. Por último, se han colocado focos que proporcionan una suave iluminación al fuste.
La intervención que se ha llevado a cabo pretende ser extremadamente respetuosa con el elemento patrimonial original, limitándose a actuaciones de consolidación y limpieza, evitando cualquier modificación innecesaria, manteniendo incluso la pátina del tiempo y las huellas históricas, conforme a los criterios que rigen las intervenciones en patrimonio.